Escrache es la palabra de moda. Un grupo de gente, descontenta con algo, localiza el domicilio de una persona relacionada con su reclamación y, previa consigna, se agolpa a las puertas del mismo, pega carteles, corea consignas, incluso insulta, etc. De momento, ahí ha quedado la cosa.
Hasta la fecha, los escraches se vienen efectuando a políticos del partido en el gobierno, en protesta por los desahucios. Pero el problema es que dicha acción, o es legal o no lo es. Y sobre la respuesta a dicha cuestión se construirá su generalización o su término.
No voy entrar sobre si esta conducta es legal o no. Pero a mí me da mucho miedo que a final de temporada comiencen a realizarse escraches, por parte de aficionados radicales, en los domicilios de los jugadores de equipos en descenso, de los presidentes y directivos de clubes que pueden perder la categoría, de los árbitros que tuvieron un error en un partido... incluso de algún periodista incómodo. Posiblemente el final no sea el mismo.