En la Jornada "El deporte profesional y sus actores, en la encrucijada", celebrada el pasado lunes 18 de marzo en Zaragoza, el moderador de la mesa redonda final, Francisco Ortiz Remacha, dio entrada a la misma con un interesante e importantísimo y acertado recordatorio a los presentes en mesa y sala, pertenecientes a los diferentes sectores del deporte: no olvidar a los aficionados, que son el sustento del deporte profesional.
Su comentario, que no pudo ser más acertado, obliga a una necesaria reflexión y autocrítica. Porque cuando nos referimos a los sectores o estamentos del deporte, a sus protagonistas, a sus "actores", siempre olvidamos a los aficionados. En la Jornada se analizaba, entre otros temas, el olvido al que están sometidos los agentes de jugadores. Pero, ciertamente, no es sino el mismo al que están sujetos los aficionados, entendidos como los que gustan de asistir al partido: los socios y asistentes ocasionales; los "teleaficionados", que también lo son (la televisión ha incrementado exponencialmente el "aforo" de los estadios), no precisan de dicha protección.
Perdida la batalla de los horarios (todos los clubes se han sometido, por necesidad económica o para no quedar en desventaja, al estiramiento de la jornada en todas las franjas horarias en beneficio de los operadores y de los "teleaficionados"), la protección de los aficionados es particular de dichas entidades. Un abono anual que no permite saber cuántos partidos van a poder ser presenciados, dado que es imposible saber a qué hora y día se va a jugar hasta poco tiempo antes, debe tener un precio mucho más reducido que el actual, y la posibilidad de transferirlo a terceros directamente o a través del club, incluso de informar la no asistencia al estadio y obtener un retorno parcial de su precio, o un descuento para el de la próxima temporada. Del mismo modo, el precio de las entradas debe disminuir enormemente, y favorecerse la asistencia de determinados colectivos, como antaño (jubilados, estudiantes, menores de edad...).
Tal y como se dijo en la Jornada, no se puede vender dos o tres veces el mismo producto. Los beneficios obtenidos de las operadoras, incluso de introducirnos en el mercado asiático o sudamericano, no pueden ser acumulativos a los ingresos por socios y aficionados en idénticas condiciones que antaño; la incertidumbre y la variabilidad de horarios minoran el valor del abono y de la entrada, y los Departamentos de marketing han de determinar cuál es el precio justo de las mismas, atendiendo a dichas condiciones y al momento de crisis actual, para poder llenar el campo cada partido, que ha de ser un objetivo estratégico de la entidad.
No obstante, es un tema de clubes, no de Federación ni de Liga Profesional.