El Parlamento Europeo se acaba de posicionar contra el amaño de partidos, lo cual no es noticia (lo destacado habría sido lo contrario). Se insta a elaborar un código de conducta para jugadores, árbitros y personal técnico, a educar en dicho sentido y a limitar las apuestas para que no tengan por objeto competiciones en las que jueguen menores de edad. Para ese viaje no hacen falta alforjas. Dichos colectivos ya saben lo que tienen que hacer y lo que no; todos conocemos que está muy mal aceptar sobornos o primas a terceros, que podemos ser sancionados, incluso condenados penalmente por ello, y el control de las apuestas excede en la práctica a la Unión Europea dada su naturaleza on line.
Lo que me llama la atención de la noticia es la inhibición del Europarlamento sobre aquellos ámbitos más relacionados con su función representativa de una Unión Europea que nació como una Comunidad económica, y que en gran parte sigue siéndolo. No se insta a que la corrupción deportiva sea considerada con carácter obligado como delito en todo el ámbito UE. No se plantea la posibilidad de regular los posibles conflictos de intereses surgidos en las competiciones, como puede ser el super-patrocinio de Qatar Foundation a dos clubes que se enfrentan en Champions League y que en términos de marketing pudiera generar un mayor interés por un determinado resultado. Ni la condición de determinados directivos, agentes, jugadores y entrenadores partícipes de diferentes fondos de inversión relacionados con el traspaso de jugadores. O la coincidencia de un mismo agente de jugadores en la mayor parte de las operaciones que realiza un determinado entrenador, del que curiosamente también lo es. Que un multimillonario controle unilateralmente un club y se enfrente a los clubes de otros multimillonarios, o incluso que a través de sociedades y terceros puedan controlar varios. Y tantas otras cosas.
La globalización genera que continuamente existan convergencias y divergencias, regulares o temporales, de intereses de muy diverso tipo en el ámbito del deporte profesional. Con intervención de distintos sujetos y entidades, ámbitos funcionales, etc. Es algo inevitable. A lo que hay que aspirar es a regularlo de manera decidida, con intervención de todos los actores en el procedimiento normativo, y a exigir su cumplimiento, incluso generando supuestos objetivos de inversión de carga de la prueba (siempre con moderación, claro).
Los verbos "gaseosos" como promover, instar, educar, procurar, prevenir, facilitar, coordinar, supervisar... ya sabemos lo que implican: tirar la piedra y esconder la mano. Poder decir que ya se ha hecho algo y que no se ha sido ajeno al problema. Y ya está.