21 de marzo de 2013

HACIENDA Y SEGURIDAD SOCIAL, ANTE EL DEPORTE MODESTO


Inspectores de Hacienda y del Ministerio de Trabajo acuden con más frecuencia de la que venía siendo habitual a "visitar" a los equipos modestos y escuelas deportivas. A salvo de alguna inspección puntual que siempre ha existido, en los últimos tiempos la voracidad recaudatoria se ha cebado con los clubes catalanes y, más recientemente, con los gallegos. Pero el melón se ha abierto y no quedaran ni las pipas.


Es cierto que en el deporte aficionado existen cantidades "opacas" fiscalmente, generalmente reducidas y cuya suma a nivel nacional es posible que represente un poco del chocolate del loro, pero también podemos caer en la fábula de la gallina de los huevos de oro. Vale, vamos a dar por hecho que todo ingreso que percibe un monitor que dirige unos alevines ha de ser objeto de retención y tributar al tipo que corresponda, e incluso que ese entrenador o jugador de regional ha de estar de alta en la seguridad social, con una cuota proporcional a sus ingresos, que abonarían en parte el club y en parte el interesado. Hacienda y la Seguridad Social incrementarían su recaudación.

Ahora vamos a ver qué pasaría en otras bolsas de dinero. Muchos monitores y jugadores se verían obligados a abandonar la actividad, bien porque perderían dinero al quedar obligados a presentar su declaración del IRPF (segundo pagador), bien porque no podrían entrenar o jugar al ser parados, pensionistas, funcionarios sujetos a incompatibilidad... Los clubes deberían gastar más recursos (que ahora mismo no tienen) en satisfacer las cuotas, mantener el poco líquido que perciben aquéllos incrementando el bruto... Lo que se traduciría en tener que recortar gastos, reducir equipos, recurrir a personal menos cualificado... Y si se reclaman las cantidades que se supone se debieron ingresar de los últimos cinco años más la multa correspondiente, la desaparición inmediata del equipo y muchos, muchos problemas para sus directivos.

Esa contracción del deporte de base afectaría de manera enormemente importante a otros impuestos. Veamos. Miles de autobuses y coches desplazándose cada fin de semana para ir a jugar o llevar a los niños (IVA, hidrocarburos, empleo); o viajes en transporte público (IVA). Ventas de material deportivo que descenderían (IVA, empleos). Ventas de entradas, bebidas, comestibles... en los recintos deportivos (IVA, empleos). Disminución de cuotas en las escuelas deportivas (IVA, empleos). Jóvenes que dejan de realizar deporte y se introducen en otra serie de prácticas nada saludables (gastos sanitarios y sociales).

¿Realmente merece la pena "apretar las clavijas" al deporte modesto?