José Antonio Visús, contra el que nada tengo, encabeza un movimiento que pretende aglutinar al zaragocismo para conseguir un cambio en el accionariado del club que posibilite la renovación de sus dirigentes y estructuras. Cuando los resultados deportivos no van bien, es algo lógico.
Sin embargo, las cosas no me cuadran. Agapito Iglesias invirtió 12 millones de euros en el Real Zaragoza. Ahora se le quiere obligar a aceptar 2 millones de euros (que todavía no se han conseguido) para adquirir sus acciones, y además con apariencia de "expulsión". Casi un "todo a cien". ¿Ustedes venderían algo por seis veces menos de su valor de compra, si no existiera una necesidad imperiosa de liquidez? ¿Verdad que no? Esto mismo es lo que debe pensar el actual accionista mayoritario del Zaragoza. Ya vendrán tiempos mejores (cuyo punto de partida real será el cumplimiento del plan de pagos del concurso) y la consiguiente revalorización de las acciones. A esperar una oferta seria, y si no, a seguir esperando.
Por otra parte, el procedimiento utilizado plantea diferentes dudas, puede que por lo precipitado de su presentación. Un equipo de personas se ofrece como futuros gestores y dirigentes de una entidad, sobre la base de que otras (los aficionados y empresas a los que se ofrece la participación) van a aportar cantidades de dinero que, sumadas, cubrirán la cifra que se considera ¿suficiente? para ¿forzar? la salida de Agapito Iglesias. No queda claro si serán accionistas que efectúan una compra condicionada por medio de un tercero, o si su aportación será una donación para que dicha entidad sea la titular de las acciones, adquiriendo meros derechos políticos en la misma. No queda claro con cuánto dinero van a participar los que se postulan como futuros gestores y dirigentes. No queda claro quiénes son esas personas físicas y jurídicas que se han comprometido ya con la causa. Lo que es innegable es que Agapito Iglesias se juega su dinero, y que la nueva alternativa jugaría con dinero ajeno, al menos con dinero propio y mayoritariamente ajeno en un complejo conglomerado.
Tanto por la ínfima cuantificación de las acciones, como por la singularidad del procedimiento utilizado, soy realmente escéptico respecto de la viabilidad del proyecto. Claro, que a lo mejor me lo explican más despacio y me convencen... ¿por qué no?