En una gran, pequeña o mediana ciudad hay un cine, o un teatro. A la gente le gusta el espectáculo y acude. El empresario empieza a programar películas de peor calidad y la gente empieza a protestar y a dejar de ir. La cosa continúa y el aforo sigue cayendo. Al final el cine o vuelve a traer películas o cierra.
En esa misma ciudad hay un equipo de fútbol. A la gente le gusta el fútbol y acude. El empresario (el máximo accionista de la SAD) empieza a traer jugadores de baja calidad y/o a adoptar decisiones equivocadas, op sencillamente la pelota no entra y la gente empieza a protestar, pero sigue yendo al campo. La cosa continúa pero la gente sigue yendo al campo. Al final el equipo desciende o entra en concurso de acreedores, o las dos cosas, pero la gente sigue con el equipo.
El legislador de 1990 pensó en responsabilizar a los dirigentes del fútbol de las deudas contraidas por los equipos y creó las SAD (eso sí, dejando intencionadamente fuera al Real Madrid y al FC Barcelona, que sabía lo que hacía, beneficiándose de ello el At. Osasuna y el Ath. de Bilbao). Ahora el panorama económico sigue siendo el mismo pero los socios de los equipos han dejado de ser los dueños de los mismos, limitándose a ser meros espectadores de cine o teatro. Al presidente no se le puede echar mediante una moción de censura, ni a los cuatro años, ni éste tampoco puede dimitir y escapar porque tiene invertido su dinero y hay que esperar una buena oferta, obviamente. Y ello impide la necesaria renovación.
¿Tan difícil era establecer en la Ley del deporte un sistema de avales de responsabilidad (el que tienen Real madrid, FC Barcelona, At. Osasuna y Ath. de Bilbao) para todos los clubes que militaran en la competición profesional, manteniendo el control de las entidades en los socios? ¿O establecer un sistema mixto en el que los accionistas tuvieran que coordinar actuaciones con los socios (los abonados, los que van al campo desde hace años y no tienen acciones porque son gente sencilla)?
A ver si alguien se entera: el fútbol (el deporte) no es el cine ni el teatro. Existe un sentimiento que vincula al espectador con la entidad, con los jugadores, incluso con el estadio. Hay que actuar al respecto con urgencia.